Ignacio Manuel Altamirano - Los Naranjos





Ignacio Manuel Altamirano - Los Naranjos


Perdiéronse las neblinas

En los picos de la sierra,

Y el sol derrama en la tierra

Su torrente abrasador.

Y se derriten las perlas

Del argentado rocío,

En las adelfas del río

Y en los naranjos en flor.


Del mamey el duro tronco

Picotea el carpintero,

Y en el frondoso manguero

Canta su amor el turpial;

Y buscan miel las abejas

En las piñas olorosas,

Y pueblan las mariposas

El florido cafetal.


Deja el baño, amada mía,

Sal de la onda bullidora;

Desde que alumbró la aurora

Jugueteas loca allí.

¿Acaso el genio que habita

De ese río en los cristales,

Te brinda delicias tales

Que lo prefieres a mí?


¡Ingrata! ¿por qué riendo

Te apartas de la ribera?

Ven pronto, que ya te espera

Palpitando el corazón

¿No ves que todo se agita,

Todo despierta y florece?

¿No ves que todo enardece

Mi deseo y mi pasión?


En los verdes tamarindos

Se requiebran las palomas,

Y en el nardo los aromas

A beber las brisas van.

¿Tu corazón, por ventura,

Esa sed de amor no siente,

Que así se muestra inclemente

A mi dulce y tierno afán?


¡Ah, no! perdona, bien mío;

Cedes al fin a mi ruego;

Y de la pasión el fuego

Miro en tus ojos lucir.

Ven, que tu amor, virgen bella,

Néctar es para mi alma;

Sin él, que mi pena calma,

¿Cómo pudiera vivir?


Ven y estréchame, no apartes

Ya tus brazos de mi cuello,

No ocultes el rostro bello

Tímida huyendo de mí.

Oprímanse nuestros labios

En un beso eterno, ardiente,

Y transcurran dulcemente

Lentas las horas así.


En los verdes tamarindos

Enmudecen las palomas;

En los nardos no hay aromas

Para los ambientes ya.

Tú languideces; tus ojos

Ha cerrado la fatiga

Y tu seno, dulce amiga,

Estremeciéndose está.


En la ribera del río,

Todo se agosta y desmaya;

Las adelfas de la playa

Se adormecen de calor.

Voy el reposo a brindarte

De trébol en esta alfombra

a las perfumadas sombras

De los naranjos en flor.


Ignacio Manuel Altamirano (1834—1893).

Foi um escritor mexicano.